Por cuestiones de tiempo no he podido pronunciarme respecto a este artículo malintencionado que pretende deslegitimar a la Federación de Estudiantes del Perú, gremio nacional del cual soy dirigente desde noviembre de 2017. En el presente artículo trataré de abordar y rebatir sus principales puntos.

Coincido en que los años de terrorismo fueron causantes de la desmovilización estudiantil, pero prefiero llamarlo por su nombre: terrorismo, sin usar eufemismos como "conflicto armado interno" para tratar de justificar acciones cobardes como las cometidas con el pueblo de Soras, matanza que cumplió hace pocos días 34 años de ejecutada. El desarraigo y hambre de identidad que menciona citando al Prof. Degregori el Vicerrectorado Académico de la PUCP (en adelante Vicerrectorado), no es otra cosa que el centralismo. Todo para Lima, lo que sobra para provincia. Esta es una cuestión crucial para el desarrollo del presente artículo, porque de lo que se trata es de comprobar las inexactitudes y mentiras que se vierten contra la FEP por el temor de su ingreso en la PUCP, como se puede permitir a una institución ampliamente integrada por provincianos ingresar a su campus, es algo inconcebible para ellos. ¿Qué universidad queremos? Esa es la pregunta que debemos plantearnos todos los que estamos inmersos en el movimiento estudiantil, y esto implica conocer la realidad de las universidades interculturales en la selva, las tradiciones en las del centro, las luchas reivindicativas en las del norte y la vinculación social en las del sur. Si no se tiene esa visión holística de las universidades se presenta artículos mediocres como el mencionado que mide el nivel de trascendencia de un gremio por la cantidad de likes en sus redes sociales, como si fuera esto un indicador confiable para valorar la trascendencia de las instituciones, no hace mucho en mi universidad fundamos una Asociación de Estudiantes, llegando a tener más de 900 likes en el primer pronunciamiento, si fuera este un indicador fiable y bajo la lógica del Vicerrectorado, podríamos hablar que es el gremio más importante en Lima, una estupidez como dejo en evidencia.

La Ley Universitaria es la cuestión central en todo debate de la educación superior, creemos nosotros, porque la implementación de la actual Ley es el vehículo legal para instalar el neoliberalismo en las universidades, la consagración de lo privado como superior a lo público, de terminar de imponer que la educación es un servicio por el que se debe pagar y no un derecho como reclamamos los estudiantes desde hace más de 100 años. Nuestra oposición tibia en la aprobación de la actual Ley Universitaria obedece a criterios políticos, que orientados por la Juventud de Gregorio Santos, llevaron al movimiento estudiantil a la claudicación pese a los esfuerzos de sus bases. ¿Qué podemos hacer al respecto nosotros? Partiendo de la autocrítica planteamos la discusión de la Ley Universitaria desde los Estudiantes, para lo cual convocamos hace unos días a nuestra Asamblea Nacional de Dirigentes Estudiantiles - ANADES 2019, encontrando condiciones más que favorables para fomentar un gran debate nacional respecto a la universidad que queremos los peruanos. Es cierto que no tenemos el mismo nivel de organización que existía en los 80's y que la actual Junta Directiva Nacional de la FEP ha sido cuestionada en un primer momento por algunos sectores políticos, pero también es cierto que la FEP continúa siendo el principal ente articulador y representativo de los gremios estudiantiles a nivel nacional, en los últimos años, partiendo de la situación en la que nos encontramos decidimos en nuestro I Pleno de la Junta Directiva Nacional iniciar una campaña de reconstrucción de gremios, así como, de recuperación de confianza con los ya existentes, entre los que se encuentra la Federación de Estudiantes de la PUCP - FEPUC. Es un proceso largo, que abarca más allá de nuestro periodo y que no se detiene por coyunturas políticas, en este camino hemos reconstruido cerca de 16 gremios estudiantiles a nivel nacional, hecho que nos enorgullece pero es aún insuficiente, se requiere mayor nivel de movilización de conciencias, solo una generación preparada desde el colegio para la actividad gremial podrá revertir la crisis de la educación superior que vivimos actualmente y que esta Reforma Universitaria no resuelve. Nuestra crítica no va contra la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria - SUNEDU, como pretende deslizar el Vicerrectorado, nuestra crítica se enfoca en que estos cambios solo se realizan para sostener en el tiempo el modelo neoliberal, la forma de concebir la educación como una mercancía a la que acceden solo los que pueden pagarla. Queremos una Reforma que ataque la corrupción de las mafias enquistadas en las universidades, que genere ciencia y tecnología para la industrialización del país, con amplio sentido social y vinculación con el pueblo, al que debe servir fielmente según sus necesidades concretas. Esta Reforma que no denuncia a los estafadores de la educación, no otorga salidas a los estudiantes afectados con los cierres, salvo acuerdo entre privados en su beneficio empresarial, no ataca las bases del sistema y que por el contrario pretende perpertuarlo, abriendo la posibilidad de cerrar en un futuro cercano universidades emblemáticas para el Perú bajo la justificación de la calidad académica, no la consentiremos con nuestro silencio. Lucharemos decididamente en la construcción de una Nueva República con una Nueva Universidad al servicio de la sociedad, e informamos para su angustia que estamos cerca de nuestros objetivos inmediatos.

A modo de conclusión, invito a los escritores anónimos del Vicerrectorado, muy cercanos a la SUNEDU, a escribir en su espacio sobre los cobros indebidos a los estudiantes y sobre el proceso de investigación que se le sigue a Marcial Rubio Correa y su cúpula, estoy seguro que será de mayor interés para su comunidad universitaria. La universidad en función del estudiante, el estudiante en función de la sociedad, esa es la consigna que tenemos para las universidades rumbo al Bicentenario de la República, como diría Mariátegui: La juventud no es la esperanza del mañana. Es la acción de hoy, o no es nada.