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El Taita del Perú

A propósito de los 107 años del más grande ídolo del fútbol peruano.

"En un país de fintas esquivas, de pequeñas tradiciones, de medianías conformistas. Él decidió mirar de frente: era "el cañonero”. Buscaba el fondo del otro arco, le exigía al juego, al destino, al mundo todo lo que podían dar."

Alonso Cueto

Publicado: 2020-05-20

Hoy no voy a escribir sobre política, hoy quiero contarles una historia de garra y pasión, de humildad y sencillez, les quiero hablar del gran Teodoro Fernández Meyzán, mejor conocido como "Lolo". Un hombre notable, no solo por su buen fútbol, sino por su calidad humana, su don de gente, una persona excepcional solo comparable con José Carlos Mariátegui, insigne intelectual peruano. 

La historia cuenta que el 20 de mayo de 1913 nació la leyenda, fruto de una familia modesta de San Vicente de Cañete, debutó en Universitario de Deportes el 29 de noviembre de 1931, su historia está llena de anécdotas que describen su formidable carisma. Les contaré algunas de ellas.

La red que usaba en la cabeza, era un homenaje que le hacía a su madre, una modesta cocinera, la uso en toda su carrera profesional. Jugó por Alianza Lima para defender el honor del Perú frente a Chile, fue tal la sorpresa de los chilenos, que el presidente del Colo Colo le ofreció un cheque en blanco para que firmara por su equipo, aunque algunos dicen que este es solo un mito, lo cierto es que en su tiempo era requerido por los grandes equipos del mundo, como sabemos, rechazó todas estas propuestas económicamente muy superiores a la ofrecida por Universitario, era más hincha que jugador.

En los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, Lolo ganó todos los partidos con grandes actuaciones, tal fue su rendimiento, que se dice que Hitler intervino para evitar que Austria se enfrente a Perú, tenían miedo de que se demuestre la superioridad de un equipo mestizo sobre su país natal. Cuentan sus amigos que cuando viajó a Colombia para defender la blanquirroja, los hinchas extranjeros pedían se detenga el tren para salga a saludar a la gente, ese viaje duró el doble de lo previsto.

Fue tan grande su legado, que siendo jugador el mismo fundó el estadio que lleva su nombre, el cual fue inaugurado con sus goles, esto es algo inédito en el deporte internacional. Cuentan reporteros de la época que cuando no metía goles, iba a las tribunas a pedirle disculpas a la gente, sentía que los había decepcionado.

Cuando murió, se paseó su féretro por todos los estadios de Lima, la hinchada evitó que suban su ataúd a la carroza fúnebre, se fue en hombros por obligación de las masas hasta su reposo final en medio cánticos que inspiró durante su vida, como futbolista ganó todos los torneos de su época, quien sabe que hubiera pasado si disputaba un Mundial, nunca se sabrá pues la Segunda Guerra Mundial detuvo todos los espectáculos internacionales. El Perú tuvo el gesto de dignidad más apoteósico de las Olimpiadas Nazis, se retiraron del evento en protesta contra la discriminación.

El día que se jubiló del fútbol lo hizo goleando al clásico rival, a sus cuarenta años seguía sorprendiendo al mundo. Murió como vivió, humilde, lleno del cariño de la gente y desprovisto de toda riqueza material, de hecho, en una colecta organizada por hinchas se le compró una casa, pues siempre vivió como inquilino.

Un ejemplo digno de imitar, no debemos olvidar que ser crema significa ser pueblo, ser garra, ser honesto, ser humilde. Recuperar los estadios es la tarea de todos, el fútbol es para los niños que sueñan ser futbolistas, para los padres que llevan a sus hijos, así sucedió conmigo, mi papá me contó que era ser crema y me enamoré de su tradición: aun siendo técnicamente inferior al rival, nunca debes dejar de luchar, cada balón, cada minuto, dar todo hasta el final.

El día de su partida había una bandera colgada en la Trinchera Norte que decía lo siguiente: Lolo vive en nosotros, en nosotros no morirá jamás. Tenían razón, en cada hincha que canta, grita y llora de pasión seguirá viviendo, recordándonos que significa ser crema. ¡Y dale U!


Escrito por

Marco Jeanpaul Apaza Gonzales

Laboralista de la UPC. Columnista de PoliTeknik International. Dirigente de la FEP.


Publicado en

Edificio República

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