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fuente: The New York Times

La constitucionalidad de lo inconstitucional

A propósito de los intentos de vacancia presidencial e interpretaciones forzosas de la Constitución

Publicado: 2020-09-13


Los días pasan y vemos con claridad que la descomposición de la clase política es más peligrosa que la misma pandemia, el COVID-19 gradualmente se va ir superando pese al paupérrimo manejo del gobierno, pero la permanente crisis política de la que somos víctimas los peruanos no se superará a corto plazo.

Bertolt Brecht alertaba de que el analfabeto político era el más nocivo de todos, con su desinterés en las decisiones públicas permitía tácticamente que los corruptos se apropien de las instituciones, es algo así lo que ocurre en el Perú. Una sociedad sumergida en la ideología neoliberal no es capaz de analizar, más allá del escándalo, la auténtica fuente de la crisis.

Martín Vizcarra es un advenedizo, no tiene ideología, no tiene partido, no tiene bancada, menos aún le interesa trazar un plan de gobierno, su gestión se basa en mantener un respaldo en la sociedad con buena publicidad y marketing, no está interesado en resolver los problemas estructurales del país. Yo recuerdo, y lo cuento ahora a modo de anécdota, que cuando conversaba con el Jefe de Gabinete de Asesores de la Presidencia de Consejo de Ministros, este me respondió con firmeza que el gobierno no tocaría la Constitución Política del Perú, ¿tan inmaculada es la Constitución?

En el Perú las cosas no están bien, el que diga que sí, lo más factible es que no viva acá, tenemos serios problemas que nos podría colocar muy pronto en la categoría de estado fallido. Prueba de ello, es que los presidentes de los últimos 20 años están siendo investigados, y probablemente sentenciados, por delitos de corrupción, Vizcarra se unirá el 28 de julio de 2021 a este prestigioso club. Manuel González Prada decía con toda razón que donde se pone el dedo salta la pus, si pues, no hay posibilidad de que un congreso lleno de inmoralidad juzgue la moralidad de un presidente, el fracaso del intento de vacancia era evidente.

La vacancia presidencial es una figura jurídica contemplada en el Art. 113 de la Constitución, por un lado, un sector dice que las facultades del Congreso son únicamente declarativas, es decir, que solo reconocen la ausencia de un presidente, por otro lado, se defiende la posición de que el Congreso puede juzgar la moralidad de un presidente, en ambos casos la constitucionalidad depende de la correlación de fuerzas, las llamadas a los militares y las conferencias de prensa flanqueado por los comandantes generales así lo demuestran.

Estamos a un año del Bicentenario de la República y todavía la política peruana depende del respaldo de las Fuerzas Armadas, ¿eso no nos dice algo? No hemos avanzado nada como país, seguimos en la misma condición de republiqueta que nos legó la clase dominante. No tenemos instituciones sólidas, no tenemos partidos representativos, no tenemos presidentes honestos, no tenemos un congreso capaz de fiscalizarlos, ni que hablar del Poder Judicial. Todo esto en medio de una pandemia en la que somos campeones mundiales en muertes por millón de habitantes.

Veo con tristeza como las organizaciones que se reclaman de izquierda, hoy se suman a la campaña por la estabilidad del país, yo diría "establishment". Como se esfuerzan los medios de comunicación y algunos personajes para cuestionar al Congreso y no debatir sobre los delitos (encubrimiento real y obstrucción a la justicia) en los que incurrió el presidente, esa es noticia pasada, ahora lo importante es saber para que llamó el presidente del Congreso al comandante general de la Marina de Guerra, evidentemente hizo lo mismo que Vizcarra solo que con menos éxito.

Esta izquierda no es capaz de sostener una agenda en plena crisis, se suma al cargamontón para ganar algo de reconocimiento, sentirse victoriosos, en el fondo son irrelevantes para el juego de poderes, no se fastidian por su lugar en la historia, se resignan y reclaman su cuota de poder para administrar el estado. Todos los que somos militantes de izquierda convictos y confesos, renegamos del rol que jugamos en el campo popular. Algunos dirigentazos más preocupados por sus redes sociales, creo que aspiran con mayor ímpetu a ser influencers que revolucionarios. Risible espectáculo.

La crisis no es solo política, es sistémica. No existe una controversia únicamente constitucional, la Constitución solo sirve para publicitar las reglas de juego que impone la clase dominante, tiene un valor únicamente formal. En el fondo es mucho más importante entender la superestructura en la que se sustenta el capítulo económico. No tengamos miedo de plantear una Nueva Constitución, los hechos demuestran que tenemos razón.

La Constitución neoliberal del autogolpe no pasará, nosotros pasaremos.


Escrito por

Marco Jeanpaul Apaza Gonzales

Laboralista de la UPC. Columnista de PoliTeknik International. Dirigente de la FEP.


Publicado en

Edificio República

Este espacio esta completamente parcializado y no es objetivo.